Neizan no cree en el amor y le cuesta confiar. La vida lo ha golpeado muchas veces y con demasiada fuerza. Solo tiene un sueño: competir en los Juegos Olímpicos. Pero su sueño, por el que se ha esforzado y luchado durante años, se rompe la noche de un seis de abril.
Gabriel, no cree en el amor ni cree merecerlo. Durante años se ha escondido tras sus estudios y se ha engañado a sí mismo.
A diferencia de Neizan, él ya cumplió su sueño.
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