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Axel sabe lo que supone que la vida se pare de golpe y por varios años.
Un desafortunado accidente, unido a que se la jugaron, le llevó directo a la cárcel, despidiéndose de su novia Lis.
Entre los barrotes de una celda puedes perder ilusiones, pero conservas intactos los sentimientos. Y su amor por Lis continúa haciéndole vibrar el día que alcanza la ansiada libertad.